Nuestra historia, cómo llegamos al mundo y cómo fueron nuestras primeras relaciones con el entorno y con el otro; cómo nos respondieron, en qué forma y tiempo, marca y determina quiénes somos. Las relaciones de los niños en los primeros años de vida con sus cuidadores -figuras de referencia y apego- son emocionalmente de vital importancia.
Cuanto menor sea la edad del niño, y más intensas, duraderas y frecuentes las rupturas del apego, mayores serán los déficits que se produzcan en el desarrollo emocional de la persona.
La experiencia traumática está en la base de los trastornos emocionales y patologías de salud mental. Hechos que ocurren en etapas sensibles de la vida.
Trauma es cualquierexperiencia a partir de la cual ya no somos los mismos.
El elemento central del trauma es la traición por parte de aquellos en los que hemos puesto nuestra confianza. El trauma contiene implícitamente la traición como ruptura de confianza en aquellos que eran figuras de apego y referencia.
Cuando esta traición se da dentro del propio sistema familiar el niño queda muy dañado. Somos animales gregarios con una necesidad de crecer al abrigo del clan que nos sostiene.
El trauma de lo que no pasó es el trauma nuclear: no haber sido visto con una mirada incondicional.
El daño producido por un trauma que no ha sido visto, nombrado, ni atendido, es un daño sutil, sinuoso y profundo que al igual que la termita, mina y deshace las estructuras de sostén emocional y afectivo.
La experiencia traumática queda guardada en el cuerpo e influye profundamente en la relación con los demás, consigo mismo y con el mundo. Desde la gestación, en etapas anteriores al pensamiento y a nuestro ser racional, nuestro cuerpo tiene experiencias sensitivas en la propia interacción con el entorno. La misma relación con los cuidadores va esculpiendo tanto el cuerpo emocional como mental y somático del niño.
La persona se ajusta como puede, según los recursos que toma y tiene disponibles. Así las defensas pueden ir desde desconectarse de sus emociones, hasta el punto de no sentirlas, o por el contrario, vivirlas de modo desbordado.
En la terapia se dan las condiciones y el acompañamiento para poder descargar la energía que quedó colapsada.En el cuerpo se reparan las experiencias negativas del pasado. Estas se procesaran y el cuerpo puede desarrollar la resolución del trauma encapsulado en la red de memoria.
Todos los seres vivos contamos con estructuras cerebrales relacionadas con el miedo. El ser humano puede confundir los miedos reales con los imaginarios.Lo hace tras una experiencia de “aprendizaje” en la que quedaron asociados accidentalmente respuesta de miedo + estímulos precipitadores. Esto provoca reacciones conductuales y cognitivas idénticas.
La terapia trabaja creando un entorno relacional sano, siendo el contexto para aprender la autorregulación y probabilizar que este aprendizaje desadaptativo pueda repararse creando reacciones adaptativas, emocionalmente sanas.
La necesidad de reparar nos invita a ir hasta el nudo. Los nudos de nuestra historia.Recorrer el nudo para deshacerlo. Esto es entender qué pasó entonces y cómo ahora condiciona nuestro presente.
El apego en el niño es la experiencia de seguridad y protección, aportado por las figuras referentes. Por sus figuras de apego:mama, papa, adultos que acompañan y sostienen. El apego es la base segura para explorar el mundo.
En nuestra especie la capacidad cooperativa está en la base y explicación de nuestra supervivencia: la conectividad. Esta es entendida como la capacidad para regular mutuamente de modo sincronizado y recíproco. Es la propia necesidad del cuerpo de regular su estado biológico y psicológico a través del compromiso con los demás.
Desde la básica condición humana, de ser un cachorro mamífero, para la construcción de relaciones saludables necesitamos en este orden: seguridad, proximidad física, contexto y relación (contacto afectivo).
Si en las primeras etapas del desarrollo hay interrupción crónica y significativa de la conectividad, se probabiliza la aparición del trauma:
- cambio en la conectividad del SNA
- distorsión del compromiso social, remplazándose por reacciones defensivas cómoataque, fuga e inmovilización
- interferencia con el estado de coregulación recíproca saludable.
Cuando se experimenta una situación traumática el hecho puede quedar fijado, anudado en forma de creencias irracionales, emociones negativas, energía bloqueada o sintomatología física (ansiedad, fobia, recuerdos, pesadillas y/o temores).
El impacto negativo es sobre la autoconfianza y la autoeficacia del individuo.
El suceso queda anudado en la red de la memoria. El modo en el que ocurrió queda anclado en los diferentes ámbitos: cognitivo, físico y emocional.En definitiva genera un conjunto de síntomas traumáticos.
Para reparar el daño y deshacer el atasco es necesario entender el problema.Aumentar la conciencia de lo que sucede tanto fuera como dentro de nosotros. Las situaciones negativas graves y mantenidas generan patrones rígidos de funcionamiento. Es fundamental interrumpirlos y modificarlos. DESHACER INTENCIONADAMENTE ESE NUDO QUE NOS MANTIENE ESTANCADOS EN LUGARES QUE NO NOS permiten SER.
Explorar el origen del malestar en la persona, junto con sus miedos y lo que ocurrió para que tuviera que adoptar una estructura de funcionamiento adversa, permite recorrer el nudo de modo inverso.Y así deshacerlo. El sujeto puede revivir las situaciones que le impactaron negativamente – vivencias de miedo y abandono- desde la mirada y el lugar de la persona que esen la actualidad, dándose cuenta con conciencia y asumiendo aquí y ahora la responsabilidad.
No podemos cambiar el pasado pero podemos aceptarlo e integrarlo en nuestra mente para poder vivir mejor nuestro presente.
Escrito por: Rosa Dueñas Gutierrez. Psicóloga clínica. Terapeta Gestalt. Especialista en terapia infantil. EMDR Nievel II. Miembro del Equipo de la Escuela SAL Gestalt de Jerez
Bibliografía:
“Apego y psicopatologia: la ansiedad y su origen. Manuel Hernández Pacheco”
“No soy yo: entendiendo el trauma. Anabel Gonzalez”